Tres años después de su sonado divorcio de Brad Pitt en el 2016, que se produjo después de 11 años de relación, dos años casados y seis hijos en común, Angelina Jolie ha decidido que ha llegado el momento de cerrar las heridas y hablar de cómo vivió la separación.
Según ha dicho la actriz a la revista Madame Figaro durante el ‘tour’ de presentación de su nuevo filme, Maléfica: Maestra del mal, el proceso de divorcio del intérprete fue un “momento complicado”, tras lo que ha afirmado que ella misma no se reconocía demasiado en esa época: “No me sentía libre. Me había perdido un poco”.
Además, Jolie ha asegurado también que cuando su “relación con Brad estaba llegando a su fin” y ambos comenzaron el proceso de separación, ella se sintió “más pequeña, casi insignificante”: “Sentí una profunda y auténtica tristeza, me dolió”, reseño La Vanguardia.
“Fue interesante conectar con la humildad e incluso con la insignificancia que yo sentía. Tal vez esto es lo que el ser humano es al final… Además de todo esto, sufrí algunos problemas de salud. Todas estas cosas te motivan y te recuerdan la suerte que tienes de estar vivo” ha sentenciado la actriz, que tras el divorcio tuvo la custodia de los pequeños incluso en la época en la que tuvo que ser intervenida para reducir el riesgo de sufrir cáncer de mama igual que su madre y su abuela.
De este sufrimiento temporal Jolie dice haber trasladado la lección a sus hijos (Maddox, de 18 años; Pax, de 15; Zahara, de 14; Shiloh, de 13, y los mellizos Vivienne y Knox, de 11), puesto que ella misma tuvo que “redescubrir la alegría” por el camino. Aún así, la intérprete admite que su “fortaleza viene de ellos”.
“No sé cuál es mi destino, pero de lo que estoy convencida es de que estoy en un período de transición, como una vuelta a mis raíces, un retorno a mí misma” dice ahora la exmujer de Brad Pitt, que se ha tomado la separación y este proceso de readaptación como un nuevo comienzo en su relación consigo misma.
